sábado, 5 de diciembre de 2009

2012

Hace algunos días vengo leyendo, escuchando programas de radio o viendo en la televisión cuanta cosa sale acerca del 2012. Todo el mundo esta como loco hablado de esto. Dicen cosas como:

El Calendario Gregoriano cuenta series de años conocidas como lustros, décadas, siglos y milenios, el Calendario Maya contaba series de veinte años, llamadas cada una Katun y series de 20 Katunes (400 Tún = 394,3 años), llamados Baktun.
De acuerdo a este calendario el 21 de diciembre de 2012 es el último día del decimotercero Baktun.

Los mayas registraron esta fecha como 13.0.0.0.0, cuyos valores son:
• 1= Kin (día)
• 20= Unial
• 360= Tun
• 7.200= Katun
• 144.000= Baktun.

Es igual a 13 x 144.000 = 1.872.000 días, unos 5.125,36 años

Grandes astrólogos han afirmado que durante el solsticio de invierno del hemisferio norte con el punto de cruce del Ecuador y la eclíptica ocurrirán grandes cambios en mundo.

El libro: El Código Secreto de la Biblia publicado en 1997 afirma que de acuerdo a ciertos algoritmos de El Código Secreto de la Biblia, un asteroide o un comenta chocarán contra la Tierra.

En el libro 2012: The Return of Quetzalcoatl en el 2006, Daniel Pinchbeck discute varias teorías de un despertar mundial a una "conexión psíquica" que ocurriría en el año 2012, creándose una noosfera.

El Libro Perdido de Nostradamus, cuenta sobre un posible gran cataclismo que acabaría con la Humanidad precisamente el 21 de diciembre del 2012, cuya coincidencia y referencia final con los Mayas, finaliza este día, junto con otros oráculos encontrados, que coinciden en el mismo fin.

No se sabe a ciencia cierta qué tipo de espectáculo se derivará ese día. Muchos científicos e historiadores creen que sucederá una alineación planetaria, cuyos efectos gravitacionales provocarían una catástrofe que acabara con la civilización. Otros predicen un cambio radical en la vida de la Humanidad, pero muy pocos coinciden en que la raza humana se elevaría a un nivel superior.

El Fin del Mundo es una expresión común para cualquier evento natural o artificial que llevará a la civilización o la humanidad a su fin.

El Fin del Mundo es un tema común de las profecías (Entiéndase también con el Juicio Final.)

El Fin del Mundo es un tema común en la mitología.

Todas estas cosas y muchas más que he escuchado, visto o leído, me despertaron el otro día como a las 3:00 de la madurada; estaba sudando frió pero a la misma vez estaba tan caliente como el fogón, donde cocinaba mi abuela, y del cual me espantaron muchas veces de niño para que no me fuera a quemar. Esta vez este caliente no venia de ahí, quizás de mi mente que me esta traicionando. Yo que siempre me he considerado con una persona racional y muy realista. No tenia ni la mas mínima idea de lo que me pasaba solo sentía un miedo como si la muerte estuviera cerca de mi. En ese momento solo se me ocurrió tomar un rosario que tenía cerca de la cama y ponerme a rezar, las manos me temblaban y no podía siquiera contener mis lágrimas. Cuando finalmente me serené, me puse a reflexionar, por mi mente solo pasaba el 2012 y todas aquellas barbaridades que se decían día a día, no podía sacarlo de mi cabeza.

Me arrodillé y comencé una conversación con mi Dios. Le pregunte si todo esto sería verdad, si el mundo se acabaría, si solo la civilización se extinguiría. En ese momento me llego a la mente un pensamiento. ¿A que le tienes miedo? Si el único que sabía que pasaría, cuando pasaría y donde pasaría era Dios y hasta ahora no había escuchado dentro de todos estos argumentos mencionar que esto viniera de Él.

Había aprendido desde niño que lo único que Dios nos pedía era: que nos amaramos unos a los otros, que fuéramos todos como hermanos, que honráramos a nuestros padres, que hiciéramos el bien sin mirar a quien y que viviéramos en paz.

Nosotros nos hemos dedicado a hacer todo contrario, nos matamos los unos a los otros, echamos a nuestros padres fuera de la casa, solo vivimos envidiando a nuestro prójimo y deseándole mal cuando lo vemos progresar, nos hemos olvidado de orar sin cesar, como lo hace el peregrino en su camino, hemos olvidado vivir en paz y siempre estamos buscando a quien le hacemos la guerra, pero sobre todo hemos perdido el temor Dios.

¿Que más podemos esperar?

Una buena recompensa, un auto caro y moderno, placeres, tener de todo, tener más que nuestro vecino y mirar que todos nos envidien.

Luego de todas estas reflexiones solo me di cuenta de que:

No, el mundo no se va acabar en 2012, no señor el mundo no tiene que acabarse, nosotros mismo lo hemos estado matando poco a poco y no nos damos cuentas, o nos hacemos los bobos. Ojalá que no logremos matarlo antes de esa fecha. Ojalá que esto del 2012 despertara nuestras conciencias y en lugar de perder tanto tiempo pensando que el 21 de diciembre del 2012 será el final, todo el mundo uniera las manos en una plegaria a universal a Dios para que aclare las mentes de los que dirigen nuestros países, que les iluminara el alma, que dejáramos de vivir tanta fantasía y que aprendiéramos a vivir en Paz.

Autor: Carlos O. Colón Rodríguez
Miami, Florida

martes, 24 de noviembre de 2009

Errores de los Hombres Infieles


¿La infidelidad es un juego, un vicio, una tentación irrenunciable?

En sus múltiples viajes por Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, Carlos Colón ha recopilado historias divertidas, y algunas veces ejemplares, de las venturas y desventuras de muchos hombres infieles.

Con la mirada aguda que podría tener un etnólogo y el humor apropiado al caso, el autor investiga el tema en el círculo de sus allegados y despliega un abanico de situaciones desopilantes y aleccionadoras sobre la infidelidad.
Miami, Florida
email: uschemical@aol.com

sábado, 14 de noviembre de 2009

La Imposibilidad de Comunicarnos

Un dato curioso o más bien gracioso.

Ayer llegué a la oficina muy temprano en la mañana antes de que llegara nadie, pues quería adelantar un montón de trabajo que tenía acumulado y que durante el día entre llamadas y atender algunos clientes se hace casi imposible.

Me llamó la atención que la lucecita de la máquina grabadora estaba parpadeando insistentemente, así que hundí el botón contestador y escuché el siguiente mensaje:

Carlos favor de comunicarte con Juan Carlos al 5386-2890, es sumamente urgente que me llames hoy.

De inmediato reconocí su voz, pero no me había dejado el código de entrada al país. Recordé que hacía un tiempo atrás me había dado una tarjeta de representación en una convención que estuvimos, así que busqué en mi tarjetero como por unos diez minutos hasta que di con ella. No me van a creer, pero el número que estaba allí impreso era 5386-2890, tampoco tenía el área o código de entrada al país.

Después de romperme la cabeza por un rato, recordé de qué país me llamaba. Llamé a la operadora y me indicó que tenía que saber el pueblo de donde era, pues como sabrán hay países como Colombia, Perú etc. que cuentan con más de un código de entrada así, que estaba medio frito. Bueno no me di por vencido decidí esta vez usar el Internet, ¡ha! esa era la solución, ahí se encuentra todo, claro por que no, estamos en siglo 21 y ahí si es verdad que no hay nada que no se pueda conseguir.

Bueno, entré a uno de los buscadores y busqué el nombre del negocio, resulta que también, en cada país hay vente negocios con el mismo nombre, pues nosotros en este campo para variar repetimos bastante los nombres. Acaso no nos viene a la mente más de uno cuando escuchamos, por ejemplo Jardines del Recuerdo, Jardines de Paz, verdad que si. Estoy seguro que sino en el mismo país de uno, al menos en otros países si los conocemos.

Pero finalmente conseguí la página de Internet del negocio que buscaba. Estaba feliz pues me iba comunicar ya con mi amigo. Presioné el indicador que lee: Contactos, o contáctenos y que creen ahí estaba el número: 5386-2890 sin código de entrada.

Mi último recurso era enviarle un email o mensaje electrónico así que le escribí lo siguiente:

Juan Carlos:

Siempre es un gusto saludarte. Escuche tu mensaje en la grabadora en la mañana pero tu numero no se entiende muy bien (no quise decirle lo del código) así que por favor envíame por este medio tu número completo para poder hacerte una llamadita.

Saludos

Carlos Colón

La respuesta fue la siguiente:

Estimado Carlos:

Muchas gracias por escribirme, me urge contactarme contigo por favor, por favor llámame al 5386-2890 lo antes posibles.

Así que ya saben, me tocó volverle a escribir e indicarle esta vez:

Juan Carlos:

Tienes que enviarme el código de entrada a tu país, pues esta seria la única forma que me puedo comunicar contigo.

No podía creer que pleno siglo 21, donde la comunicación es “tan buena” y todo el mundo, o más bien casi todo el mundo tiene, teléfono en la residencia, teléfono celular, correo electrónico, mensajes de texto, buscadores de personas sea tan difícil comunicarse.

Ahora entiendo uno de esos mensajes que recibí el otro día donde hacían una aseveración que encontré sarcásticas. Decían que para comunicarse con una persona había que marcar al menos 3 número diferentes y enviar dos mensajes electrónicos. Me estuvo muy gracioso el comentario pero es irreal. Nunca pensé que esto me fuera a pasar a mi, pero me había pasado.

Bueno finalmente nos comunicamos y pudimos resolver el percance que le había surgido a mi amigo.

De hecho, esto me tomó entre una cosa y la otra casi hasta las 2:00 de la tarde así que se imaginaran que el haber madrugado y llegado a la oficina tan temprano no me ayudó. Todavía tengo el montón de trabajo acumulado por la culpa de un código de área, o código de un país. Aquí no funcionó el dicho de: El que madruga Dios lo ayuda.

Amigos la moraleja de todo esto es que debemos tomar un poco de conciencia. Miremos nuestras páginas de Internet, nuestras tarjetas de representación y para que estemos seguros que los números telefónicos estén completos. Nunca sabemos cuando vamos a recibir negocios de otros lugares, que no sean dentro de nuestro país y podamos perder una buena venta.

Recordemos que muchas personas han emigrado de un país a otro, que les fallecen familiares o amigos y podrían necesitar de nuestros servicios.

En mi caso me hubiera quedado muy preocupado si no hubiese podido comunicarme con mi amigo Juan Carlos. Sabemos que nuestras mentes corren muy aprisa y ese día aunque ustedes no lo crean mientras iba transcurriendo el tiempo y no podía comunicarme con él pasaban por mi mentes un sinnúmero de cosas negativas que podían haber pasado y yo imposibilitado en comunicarme.

Gracias a Dios, después de comunicarme con él me di cuenta que no era nada de vida o muerte y todo se resolvió muy fácil. Pero por otro lado si hubiese sido algo verdaderamente urgente y por la inconveniencia de tres numeritos a lo mejor hubiésemos tenido un mal rato.



Miami, Florida


A Gabriel

Hoy me acabo de enterar que llegó al mundo el 26 de Enero del 2009, a las 7:23 de la noche un niño que llevará por nombre Gabriel. El mejor regalo de navidad para Rafael y Gabriela.

Igual que el ángel Gabriel, aquel que anunció a María la buena nueva de que daría a luz un niño al cual le pondría por nombre Jesús y que regocijó al mundo entero dejándonos saber que vendría nuestro Salvador.

Ahora llegas tu, Gabriel, anunciado la buena nueva, de que vienes a hacer muy felices a muchos, a regocijar a unos padres que te esperaban con ansias y que ahora te reciben con todo el amor que mereces, y sabiendo que vas a ser muy amado, regocijando a unos abuelos que jamás pensaron que llegara un ángel más a llenar sus vidas de alegría, regocijando a tus familiares que le reciben con dicha.

Que bueno Gabriel, has llegado en el momento justo, todos te recibimos con amor, te bendecimos y te damos oficialmente la bienvenida.

Bienvenido Gabriel.



Autor: Carlos O. Colon Rodriguez
Miami, Florida
email: carlos@libroscolon.com
www.libroscolon.com

Se Murio de Nostalgia


El domingo cuando fui a visitar al tío Pepe, que lleva ya tres años en una de esas casas de ancianos, me dijo que el viejito que dormía a su lado se había muerto de nostalgia. Yo le hice caso omiso a aquello y seguí hablándole de cómo estaba la familia, del trabajo, del diario vivir, de que no se perdía de nada importante, que allá fuera no había mucho que ver. El, por el contrario, insistió y me volvió a recalcar que el viejito del lado se había muerto de nostalgia. Esta vez le pregunté el porqué hacía esa aseveración y comenzó a decirme:

Desde hace tres años trajeron a Don Pancho aquí cuando se murió su esposa. De ahí en adelante vinieron los hijos con las esposas y los nietos las primeras semanas, luego las semanas subsiguientes vinieron los hijos con los nietos, luego las semanas que siguieron vinieron los hijos. De ahí en adelante fueron mermando las visitas hasta pasar 6 o 7 meses sin que lo vinieran a ver. Hace una semana cayó en cama, me acerque para hablar con él y me dijo: Me estoy muriendo. Yo le pregunté, que si habían llamado al medico, que, que se sentía, que le llamaran a su familia, y me dijo: Lo que tengo no lo cura el médico, ni ninguna medicina. Tengo un dolor tan grande que me oprime el corazón, siento que me va a estallar. Esta tristeza de perder a mi esposa, a mis hijos y sobre todo a mis nietos me está llevando a tumba. Yo que siempre tuve todo, nunca pensé que me fuera a morir ahora de nostalgia. Pero esto uno nunca lo entiende hasta que le está pasándolo uno mismo. Yo he tratado de fingirme a mi mismo una felicidad que no existe, pero ha llegado el momento en que mi corazón no soporta más.

Sé por otro lado, que mi hijos solo esperan a que me muera para poder dividirse mi poca fortuna, que tontos son, si yo nunca he tenido nada que no sea para ellos. Siempre he tratado de alguna forma de dejarles saber que pueden hacer lo que deseen con todo lo que poseo, pero ellos se hacen los desentendidos disimulando que nos le interesa nada. Si supieran que, no solo lo que tengo les pertenece, sino, que además de eso hubiese dado mi vida por estar cerca ellos en estos momentos tan tristes de mi vida. Pero bien lo dice la gente, los viejos al asilo, donde molesten a cualquiera menos a la familia. Donde no le den trabajo a nadie, donde gracias a Dios se puede pagar su sustento con dinero que reciben de la pensión. Donde no derramen la comida, ensucien el baño, donde no nos hagan pasar penas por estar de preguntones y donde no malcríen a los nietos. Esto es lo que le espera a cada ser humano sobre la tierra.

La insensibilidad que hemos creado los hombres respecto a la familia está llevando a esta sociedad al descalabro total.

Perdóname Pepe, por estas cosas que te digo. No quiero que me lo tomes a mal, ojalá que contigo sea diferente. Que sea yo, y mis años, los que estemos pensando de esta manera.

Esa misma noche falleció.

En eso precisos momento en que conversaba con tío Pepe, llegó la familia de Don Pancho. Saludé al hijo, a quien yo conocía, y me invitó a que lo acompañara a la funeraria a hacer los arreglos para el servicio.

Cuando llegamos nos atendió el Coordinador de turno. Francisco, el hijo de Don Pancho, le indicó al caballero de la funeraria que no quería nada pomposo que buscaba un servicio sencillo. Acto seguido nos indicó lo más barato que tenemos aquí es la cremación. Si ustedes lo desean, recogemos el cadáver, lo cremamos, lo ponemos un cajita de madera, luego le dan servicio y listo.

Aquello me sorprendió tanto, que pude contenerme y pregunté, ¿y qué pasa con los amigos, familiares y el servicio de velación que antes se hacia? El caballero se volvió a mí y me respondió. Sí, sí como no, eso todavía se puede hacer pero le sale más costoso a la familia y como ustedes acaban de mencionar que el Sr. lleva ya tres años en un asilo, será muy poca la gente que va a venir a velorio y los servicios.

Esto me dejó perplejo. Es como que el este señor de la funeraria empujara al cliente a una cremación directa en lugar de ofrecerle al cliente un servicio completo. Por supuesto que Francisco, escogió el servicio de cremación.

Otra situación que me llamó la atención fue la cantidad de urnas llenas de cenizas que había en la oficina. Al preguntarle al de la funeraria con relación a esas urnas, el me dijo: muchas veces la familia ni pasaba a buscarlas y nosotros terminamos disponiendo de ellas, ya sea llevándolas a una fosa común, o las esparciéndolas en el mar. Aquello me dejo casi sin respiración. A que tipo de insensibilidad habíamos llegado los seres humanos.

Pasaron a buscar el cadáver de Don Pancho, lo cremaron, lo pusieron una en cajita plástica muy sencilla y el sábado tuvimos a las 9:00 de la mañana un pequeño servicio privado, al cual asistimos Francisco, su esposa, su dos hijos, mi tío Pepe y yo. Todo los otros familiares, por lo que supe tenían compromisos previos y no pudieron llegar.

El lunes siguiente fui al asilo busque a mi tío Pepe, me lo traje a vivir conmigo, su rostro cambio en mil colores, me parecía ver al niño más pobre del mundo recibiendo un juguete. Me juré tenerlo en mi casa hasta el día que muriera. Le prometí hacerle un funeral decente donde pudieran venir sus amigos y familiares. El por el contrario solo le limitó a darme el abrazo más lindo que nadie me había dado en mi vida. Sus lágrimas rodaron por sus mejillas y creo que hasta el día en que yo muera voy a recordar esa expresión de alegría.



Miami, Florida


Hoy le doy Gracias a Dios

Si Dios me pidiera hoy que le devolviera la vida que me prestó. Solo le pediría tan solo un instante más, para agradecerle: el haberme otorgado el privilegio de nacer.

El haber tenido una infancia llena de tristezas y alegrías.


El haber disfrutado mi adolescencia.


El tener unos padres que me aman.


El haber disfrutados con mis hermanos.


El haber llegado a ser hombre. El haber tenido la oportunidad de estudiar.


El haber compartido mis conocimientos con otros y a la vez aprender de los suyos.


El haberme dado la dicha de tener tan buenos amigos para compartir, alegría, tristezas, risas, llantos, sufrimientos, dichas, esperanzas y por sobre todo estar ahí en el momento preciso.



El haber puesto en mi camino a la mujer de mis sueños, con la cual el compartido todo.


El haberme hecho padre de dos hermosas hijas, a las cuales les debo gran parte de mi felicidad.



El haberme dado la oportunidad de tener en mis brazos a mi primer nieto, Nicholas para finalizar el haber dado el privilegio de conocerte ti.


La Creación

Cuando mí hija me llamó, hace ya unos meses, para decirme que iba a ser abuelo. Nunca imaginé que todas esas sensaciones de que la gente hablaba fueran ciertas. Había escuchado muchas veces y de mucha personas que era una de las experiencias más grande que un ser humano podía experimentar.

Hoy me levantó el timbre del teléfono, al contestar sentí la voz de mi hija, que en un tono muy bajo, cómo apagado y muy cansada me decía que ya era hora. Que fuera a su encuentro, que era a mí quién le correspondía o más bien que ella y su esposo querían que fuera yo el que tuviera la oportunidad de cortar el cordón umbilical. Aquella tirita tan fina que era la única unión entre su cuerpo y su bebe. Me dio un escalofrío en todo el cuerpo, un miedo horrible, no podía mantenerme ni siquiera de pie. Solo de pensar, que iba a tener que tomar una tijera en mis manos y dar ese corte, me hacía temblar hasta lo más profundo de mi alma.

No era cuestión de fallarle, yo que siempre había hecho la base del hombre valiente, que no temía a nada, ahora no podía dar marcha atrás y decir que no me atrevía, que tenía miedo. Era cuestión de aguantarme y sacar valor de donde no lo hubiera y no fallarle.

Llegué hasta el hospital, no recuerdo por que calles tomé, si había tránsito, si había gente en las calles, solo se que llegué al sitio indicado. Allí me esperaba mi yerno. Me pusieron una bata y me entraron donde estaba mi hija. Todo estaba casi listo, el bebe ya esta apunto de completar su proceso y mi hija me miraba con una alegría en sus ojos, como algo inexplicable. Llegado el momento tomé aquella tijera en mis manos, por el sudor y el temblor de mis manos, cualquiera podría darse cuenta que me moría de miedo. Las lágrimas en mis ojos a su vez delataban la alegría incontenible que sentía en mi corazón, pues en solo unos instantes tendría entre mis manos a la más inocente e indefensa criaturita. Dios no solo me había dado la alegría de ver a mi hija nacer, crecer, casarse, sino que ahora también me regalaba la oportunidad de sentir una de las más grandes alegrías. Ver como se desprendía un ser humano de otro para comenzar a ser un ente propio.
En ese momento solo pasaban por mi mente, un sinnúmero de preguntas. ¿Cómo era posible que hubiera en el mundo tanto ser humano que pensara en dañar a un niño? ¿Cómo era posible creer que hay padres que nos les importa un hijo? ¿Cómo es posible que haya madres que utilicen el aborto para esconder los errores cometidos y no atenerse a las consecuencias de sus actos?

Si hoy, al tener a esta indenfesa criatura en mis manos, lo único que he podido hacer es arrodillarme y dar gracias a Dios por haberme permitido ser parte de este suceso tan grandioso que es La Creación

Autor: Carlos O. Colón Rodríguez
Miami, Florida
email: carlos@libroscolon.com
http://www.libroscolon.com/

La Tía Dolores

Ayer estaba tan envuelto trabajado en la computadora, que el repique del teléfono casi me saca de la silla, al contestar sentí a mi primo Jorge al otro lado que con voz entre cortada y sollozando trataba de decirme algo. Le dije: calma, hermano, calma, me espantó cuando casi me gritó: mi mamá acaba de fallecer. Aquello retumbo en mis oído y sentí como si un balde de agua helada me bajara por todo el cuerpo, era mi tía Dolores de quién hablaba, más bien Tía Lola, como todo le llamábamos. En una fracción de segundos comenzó a pasar por mi mente una película desde mi infancia, solo recordaba los tiempos tan lindo que habíamos pasado junto a ella, especialmente cuando todos los primos nos sentábamos a su mesa a disfrutar de los manjares que nos preparaba. Aquello era como estar en la gloria, el suculento guisado y los postres tan ricos, que ponía a uno a soñar. Todo esto era mejor que ir al restaurante más caro del mundo.

Me volvió a realidad la voz de primo mi Jorge cuando me pidió que lo acompañara a funeraria para hacer los arreglos. De inmediato, me puse en marcha y me dirigí a su casa, a llegar allí aún la policía se encontraba en el lugar, y una de esas camionetas donde aparentaba que iban a trasladar a mi Tía Lola, no me dieron ni siquiera la oportunidad de verla. Solo me tocó abrazarme a mi primo y llorar juntos casi hasta que se nos acabaron las lágrimas. Después de unos largos minutos nos repusimos y nos fuimos directo a la funeraria. Yo que había trabajado por mucho tiempo en funerarias y ahora todavía me encontraba en ese campo, pues la compañía con la cual trabajo se dedica a suplir todo lo relacionado con funerarias, cementerios y crematorios, así que iba con la idea de tener el servicio más espectacular sobre la tierra.

Llegamos a la oficina nos presentamos y le indicamos al joven que mi Tía tenía un contrato de pre-necesidad, se lo entregamos en el acto. Sin siquiera hacernos ni una pregunta viró la silla hacia la computadora entro el numero del contrato miró por unos instantes el monitor, luego se viró nuevamente hacia nosotros y nos dijo: La Sra. Dolores efectivamente tiene con nosotros un servicio pre-arreglado que ella escogió por $5,000.00, pero todavía nos debe $2,500.00, así que tendrían que pagarlos para nosotros brindarles el servicio. Ambos nos miramos y estoy seguro que mi primo estaba pensando exactamente lo mismo que yo.

Llevábamos aquí tan solo un par de minutos y ya no están diciendo que le debemos a la funeraria $2,500.00, esto se sintió pequeña puñalada.

Me adelante a mi primo y le pregunté al joven que si me podría indicar lo que incluía el servicio, me contesto: ¡todo! Nuevamente mi primo y yo nos miramos sorprendidos ante la respuesta del joven.

Mientras todo esto sucedía yo miraba detenidamente la oficina donde estábamos, se notaba que hacía mucho tiempo que no le daban ni un retoque a este sitio, cuadros muy viejos, muebles muy pasados de moda y alfombras desteñidas, el escritorio lleno de papeles mal arreglados que casi no nos permitía ni ver bien la cara del joven, en fin todo muy mal puesto. No quería ni imaginar como estarían las salas de velación, los pasillos, la sala de estar y mucho menos la sala de embalsamar, que tan impecable a mí gustaba siempre mantener cuando trabajaba en una funeraria. De sobra se podía notar que aquí hacía mucho tiempo no se invertía un poco de dinero. Tampoco apreciaba la dureza y la falta de profesionalismo con que nos estaba tratado el joven coordinador. Estaba totalmente falto de orientación y mucho menos tenía idea en como atender una familia que pasaba por un momento de dolor.

Yo, que siempre le he insistido a los dueños de las funerarias que la persona que atiende a una familia en la oficina, que es la primera impresión que se lleva el familiar de un fallecido, tiene que ser una persona preparada, una persona profesional, que sepa su trabajo a la perfección, que tenga toda la sensibilidad del mundo, pues esta persona es la que viene a orientar esa familia. El puede hacer una buena venta, y el que va hacer la parte más importante en el crecimiento de nuestra empresa. Esta persona puede lograr que nuestro negocio eche hacía delante o que se hunda.

A las personas no se les muere un familiar todos los días, es más, hay personas que nunca la muerte les ha tocado de cerca. Por éstas y por muchas otras razones es que tenemos que tener una persona bien preparada para que nuestros negocios caminen adelante y de buenos frutos.

Finalmente, nos dio una breve explicación de los servicios y al finalizar nos dijo: si no quieren pagar tanto pueden hacer una cremación directa. Ahí abrí los ojos como casi queriéndome comer al joven. De una y sin esperar que mi primo contestara le dije: no, no queremos cremación, queremos tener la oportunidad de velar a mi tía, dejar que sus nietos, los sobrinos y toda la familia tenga la oportunidad de despedirse de ella, de pasar este último momento con ella para que su espíritu sepa que aquí quedamos gente siguiendo lo que ella nos enseñó, que debíamos estar siempre juntos y a seguir teniendo la sensibilidad, lo que se ido perdiendo en el mundo.

No es que yo esté en contra de la cremación, esto siempre es un recurso y una decisión de cada ser humano. Es que últimamente pareciera nosotros tenemos como las prioridades invertidas, buscamos siempre que cualquier servicio nos cueste lo más económico posible, por que creemos que esto no ahorramos dinero, sin impórtanos las consecuencias que luego esto traerá. Es como ir a comprar algo muy barato y luego ver que hemos tirado nuestro dinero, pues como dice el refrán, lo barato sale caro.

Es ahí cuando debe venir el coordinado y explicarles a los familiares cada uno de los servicios que ofrecen y trabajar para que la funeraria además de prestar un servicio de excelencia también gane dinero.

Ya esta más que probado que meses después de la muerte de un ser querido se crea en la persona un vacio y que el duelo causa una sensación vacío puede durar años, claro esto depende de la persona y su relación con el fallecido y, como decimos en mi pueblo, el cargo de conciencia de cómo uno se haya portado. La falta o el no haber tenido la oportunidad de una despedida o más bien el pasar esos últimos instantes también influyen de alguna forma a que ese duelo tarde más tiempo y que ese vacio que deja la partida de un ser querido sea menos dolorosa. El servicio que escogemos para un familiar es algo que también perdura en nuestra memoria y después de enterrado o incinerado el cuerpo no hay nada que podamos hacer. Cuando tenemos cremaciones directas no le permitimos a esos familiares, especialmente a los niños a que asimilen esa muerte y eviten que ese dolor y ese vacio dure menos.

Estamos tirando nuestros negocios al suelo por no saber como orientar a las personas que buscan nuestros servicios, no les ofrecemos, no les indicamos claramente todo lo que se puede hacer para que las familias tengan un servicio de excelencia. Aparentemente no sabemos que uno puede tener todo lo que conlleva un servicio completo en la funeraria y que al final, si es que así lo queremos, podemos incinerar o enterrar el cuerpo. Además cuando incineramos podemos orientar a nuestros cliente a compren para su ser querido una buena urna o cenízaro y no limitar a la familia y darles una esas urna plásticas, tan horribles, donde entregamos los restos mortales de un ser humano.

Ahora, no creen que hubiese sido mas fácil que cuando nosotros llegáramos a la funeraria a hacer los arreglos de la Tía Lola el joven que nos atendió nos hubiese hecho un servicio completo, nos hubiese hablado de todos y cada uno de los servicios que ellos ofrecen, dejarnos escoger un buen ataúd, que nos vendiera desde la A hasta la Z y luego nos indicara, de todo este servicio que ustedes escogieron Doña Dolores suma la cantidad de $6,500.00 como ya ella había aportado $3,500.00 lo único que a ustedes le resta son pagar $3,000.00. ¿No hubiese sonado mejor esto aunque tuviésemos que pagar más? El joven teniendo en cuenta la aportación que ya mi tía había hecho a su pre-arreglo debió sacar provecho y tratar de llevarnos a tomar un servicio mejor y no preguntarnos y si queríamos pagar menos y ofrecernos una cremación.

Bueno gracias a Dios en ese momento llegó a oficina el dueño de la funeraria y como me conocía tomó en sus manos el asunto y logramos tener un servicio como el yo esperaba. Prácticamente y gracias a mi hizo un buen negocio pues, como yo soy un fiel creyente de los servicios póstumos que se le deben prestar a un ser querido escogimos lo mejor. Así que mi tía Lola debe estar llena de gozo, en el cielo, pues la tratamos como se merecía como una verdadera reina en un cuento de hadas.

Claro tampoco crean que me fui de allí sin antes darle mi aloncito de orejas a dueño de la funeraria para que instruyera bien a sus empleados y si decirle entre broma y en serio que no guardara tanto y que invirtiera un poquito en negocio, que no lo viera como un gasto sino mas bien como una inversión y algo que sus clientes le iban agradecer.



Miami, Florida



viernes, 13 de noviembre de 2009

Conmemoremos a Nuestros Muertos


En el periodo antiguo 6000 AC al 600 DC la preservación de los cadáveres comienza por los egipcios. Ellos creían que, una vez fallecida la persona el alma o espíritu regresaba al cuerpo después de los 3000 años. Estas tendencias, mayormente religiosas, llevaron a éstos a buscar la forma de conservación de la materia, no importando el aspecto del cadáver, solo la preservación era lo importante.

En el periodo Medieval 600 DC al 1850 DC., esta etapa se conoce como la época oscura del embalsamamiento y solo se conocieron unos pocos procedimientos efectuado a finales del siglo XV.

Ya en el periodo moderno 1850 al presente surgen nuevas búsqueda de cómo preservar los cuerpos debidos mayormente a las guerras. Hombres que fallecían lejos de sus Países de origen tenían que ser trasladado y se necesitaba presérvalos para poder conservar la materia. De esta forma sus familiares podrían tener la oportunidad de prestar sus últimos respetos a su ser querido. También les daba la oportunidad a las famillas de ver esa persona por última vez, despedirse, rendirle tributos, hacer servicios religiosos con el cuerpo presente. En fin, dar a esa persona amada ese últimos adiós.

Con este mismo propósito, cada día fueron surgiendo nuevas ideas de cómo honrar por última vez a nuestros seres queridos. Se fue progresando día a día. Se descubrieron métodos de inyección a través del sistema arterial, la conservación de las cavidades anatómicas, químicos preservantes con formulaciones específicamente para este propósito, instrumentos de restauración y cosméticos, pero más que nada se comenzó a tratar de crear una expresión de sueño en el cadáver. De esta forma los familiares tendrían un recuerdo más agradable y podrían conservar en su memoria a aquellos a quienes amaron en vida.

Surgen funerarias modernas, con capillas para la velación, coches fúnebres modernos, para trasladar los restos mortales hasta su ultima morada, artículos religiosos, tales como: rosarios, Biblias, crucifijos, libro memoriales, tarjetas recordatorios, tarjetas de agradecimiento, en donde la familia agradece a los que los acompañaron en este momento, en fin, todo esto para conseguir la conmemoración de un ser querido.

Nosotros los servidores de esta ultima etapa de la vida, somos los llamado a mitigar el dolor por el cual esta atravesando esa familia en esos momentos de dolor, a orientarles, a ayudarles a pasar ese momento de tristeza lo más confortable posible. Hemos olvidado por un sinnúmero de detalles que quizás en el momento de un fallecimiento, no creemos que sean importantes. Luego con el transcurrir del tiempo nos damos cuenta que las familias que han pasado por esta situación, se sienten vacíos. Nunca tomamos el tiempo suficiente para orientar a la familia acerca de como conmemorar a nuestro ser querido.

Ahora nos hemos dedicado a hacer todo lo más rápido posible. Trasladamos el cadáver a nuestras facilidades en la tarde y lo enterramos la mañana siguiente. Cremamos el cadáver en la mañana, en la tarde le ofrecemos un servicio religioso, nos despedimos de los familiares que vinieron en ese momento, y ahí terminamos el proceso.

Una vez pasan algunos días, esta misma familia comienza a experimentar ese vacío, se da cuenta que, nosotros lo funerarios, no tomamos en consideración el momento por el cual ellos pasaban y no les orientamos. No les indicamos que este momento llegaría y una vez enterrado o cremado el cuerpo lo único que iban a tener era un recuerdo. No conservamos ni siquiera un algo, y ya es tarde, ya no podemos dar marcha atrás.

Que pena, aquel amigo funerario que era el llamado a orientar a la familia en ese instante, a indicarles todo lo que pudieron haber hecho para que esta conmemoración que le debemos a nuestros seres queridos fuera un bonito recuerdo que quedara para siempre en nuestra memoria, no lo hizo. Solo vendió un servicio y se olvidó las razones principales de la fiesta, si la fiesta. Dentro de nuestro dolor, el fallecimiento de un ser querido debería ser una fiesta. Donde conmemoráramos y celebráramos el haber tenido un hermano, unos padres, unos familiares, unos amigos. Así mismo deberíamos tener algo en nuestro poder que nos recordara que esta persona existió. Pero no, ahora hacemos todo lo mas rápido posible y nos olvidamos hasta el ¿por qué? se da la fiesta.

¿Acaso cuando vamos a una fiesta no quisiéramos que nunca terminara? ¿No estamos pendientes a que haya buena música, buenas bebidas, baile y que no falte nada? No llevamos de la fiesta siempre un recuerdo en las manos. Hasta he llegado a ver personas peleándose por el adorno de las mesas. Así mismo deberíamos hacer a ir a prestar nuestros últimos respetos a un ser querido. Velar que el festejado esté bien presentado. Que tenga una vestimenta bonita. Que haya recuerdos que nos podamos llevarnos con nosotros, para que siempre que lo veamos recordemos lo bien que la pasamos en esa ultima fiesta y lo bueno que fue tener a esa persona con nosotros.

Comencemos a recobrar ese momento de conmemoración, expliquemos a las familias todo lo que conlleva un buen servicio funerario. No dejemos que el tiempo y la prisa nos traiciones, tratemos de hacer este proceso final de la vida no solo un negocio. Orientemos a bien a los familiares para que después no quede ese vacío, y que seamos nosotros los culpable o no sintamos cómplices y responsables de lo que pudimos hacer y no hicimos.

Somos nosotros, lo que estamos en este ramo, los llamados a recobrar todo el negocio que hemos tirado por la prisa, por las ventas rápidas, por solo hacer de este campo un asunto económico, no tomando en consideración la parte sentimental de las personas que se nos acercan buscando ayuda y del servicio tan bonito que prestamos a la sociedad.

Conmemoremos a nuestros muertos.

Ganemos no solo un cliente más sino un amigo. A larga veremos más ganancias en nuestros negocios y habremos hecho nuestra contribución al mundo.



Miami, Florida