Se acercaba el día de las
madres y estaba con todos los preparativos para ir a visitar a mi viejita en
Puerto Rico, ese día tan anhelado en que uno quiere estar ahí, ver como la
encontraba de salud, estar cerquita acariciándole las ultimas arrugas, comiendo
de su mano y ver cuantas cana más le podía contar, molestarla a tal grado que me
regañara como cuando era niños, en fin estar ahí.
Solo había trascurrido un par
de meses desde la última vez que la había visto, pero para mi aquello parecía como un siglo, me parecían
eternos los días que me faltaban ir a verla.
Iba camino al trabajo entretenido
con mis pensamientos de ir a ver a mi madre, cuando escuché en la radio una
interpretación por Ricardo Arjona, que lo único hizo fue agrandar más mis
deseos de ir junto mi viejita. “Mi novia se me está poniendo vieja”, solamente
el título me había tocado muy hondo y cuando escuché todos aquellos versos era como si él hubiese estado
sentado a mi lado describiendo todo lo que sentía por mi madre y todo lo que
había pensando durante todo los años de mi existencia.
Mi novia se me está
poniendo vieja
y yo que me empezaba a enamorar
del peso de las cosas que aconseja
de su don universal de perdonar
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Mi novia siempre tiene un plato puesto
por
si algún día pienso regresar
y preparó en el banco un presupuesto
por si podría algún día necesitar
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Arjona cantaba y en cada estrofa yo sentía que él ponía su corazón y
el mío, que aquel amor que describía era un amor del bueno, un amor que no
podemos describir fácilmente, que es infinito, que no hay forma de medirlo, que
no pone condiciones, un amor con el cual nacemos, que nunca termina, un amor de
mamá.
Ojalá y que todos tengan una
novia así, aunque se nos esté poniendo vieja y para aquellos que no la tienen
vengan, les invito, mi novia todavía tiene mucho amor para compartirlo con
ustedes también.
Carlos O. Colon