Diana, su mamá, lo miró con cara se sorpresas, como diciéndome: y a éste que le pasa, que confianza esa, que me dice adiós sin pedir permiso para irse.
Era increíble como aquel chiquito había logrado conquistarme en un momento, me había hecho traspórtame 35 años atrás cuando su mamá era más o menos la misma edad y yo iba a ver su tía, quien hoy es mi esposa, casi a escondidas. Me la pasaba jugando con ella.
Gratos recuerdo de eso tiempos. Me parecía ver a Dianita con su pelo largo, su carita inocente extendiéndome los brazos para que la levantara en alto y la bajara, para así hacerla reír. Esto era como si la amistad de su mamá se extendiera ahora en él.
Hoy al compartir con Caleb lograba en mi mente un retroceso, pasaba frente a mí una película de mi pasado, yo, por otro lado, le daba gracias a Dios por, no solo, haberme permitido jugar con mamá de niña, sino que ahora tenia la oportunidad de disfrutar de éste, Mi Amigo Más Joven, y que volviera hacerme reír como hace 35 años atrás.
Ojala tenga yo la dicha de verlo crecer, convertirse en un hombre, estudiar, casarse y lograra conocer a sus hijos para también hacerlos mis amigos.
Que Dios te bendiga Caleb. Mi Amigo Más Joven. .
Autor: Carlos O. Colón Rodríguez
Miami, Florida
email: carlos@libroscolon.com
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