Imagínate qué error tan bobo el de aquel que todavía guarda en su cartera un retrato, una dirección o teléfono de una amiguita. En aquella parte oculta de la cartera que a nadie se le ocurriría buscar –simplemente su esposa jamás se atrevería a revisar en ella. ¡Señor! ¿Es que acaso usted no conoce el refrán que dice: "Siempre hay una primera vez"? Este es un error muy clásico e imperdonable entre aquellos que se las dan de saber lo que están haciendo. Ellos nunca caerían en algo tan elemental.
¿Qué me dicen del individuo que nunca ha permitido que su esposa, hijos o familiares le regalen alguna prenda (sortija, brazalete, cadena) o algún perfume, pues éste siempre ha creído que esas son estupideces? ...Y llega un buen día con una pulserita que le vendió un compañero de trabajo; dice que se la compró para ayudarle al pobre hombre que está pasando un mal momento en la vida. Por supuesto, tiene que usarla para no hacerlo sentir mal. ¿Hummm? O compra una loción para después de afeitarse; pues este otro amigo se la recomendó para esas ampollitas que le salen en la cara después de afeitarse. ¡Ay señor! ¿Es que acaso usted no se da cuenta de que su esposa le tiene el ojo clavao? Que ella sabe (o se imagina) que tantos cambios drásticos de un día para otro sólo obedecen a una razón en usted: que está enamorado como un chiquillo...
* * *
Amigo: No te sorprendas si mientras sigues leyendo encuentras algo que se asimile a ti. Aunque yo no haya hablado contigo, estas cosas les suceden a muchos. Tú no eres exclusivo, y, si no te ha sucedido hasta ahora y no te cuidas te va pasar algún día. Te lo aseguro. Porque eso de que cojan a uno fuera de base no es nada nuevo.
Pero continuemos, que apenas comenzamos y esto se seguirá poniendo cada vez más interesante. Quizás aprendas una de dos lecciones: A hacer las cosas con tanto cuidado que nadie se dé cuenta por un tiempo considerable, o a no ser infiel a tu esposa y quedarte tranquilo.
Aunque cuando estés llegando a la vuelta de los 40 años, que es cuando el hombre se pone "más dulzón", por así decirlo, es cuando se toman más en serio estos riesgos. Muchos también dicen que es que uno va cuesta abajo y quiere demostrar que todavía puede lanzarse a la conquista de las chicas jóvenes. Bueno, entremos a aguas más profundas y veamos lo que le sucedió a este amigo que ayer llegó a las tres de la mañana a la casa.
La esposa, que no es nada boba y que da la mala pata tiene una amiga que trabaja de noche en el tribunal, tomó el teléfono frente al marido, la llamó y preguntó si de casualidad llevaron a alguien allí con el nombre de Fulano de Tal por una bronca de borrachos. La amiga, en su ingenuidad, buscó en sus registros de esa noche sin saber lo que pasaba y le indicó que no. La esposa se viró y mirando muy maliciosamente le dijo al marido "¿ves, querido?, los amores aparentemente están confundiendo tu mente, adonde te llevaron en realidad fue a un motel y lo confundiste con un tribunal. ¡Ah!, por cierto, ya esta es la segunda vez que me das la misma excusita en menos de dos años".
Así que asegúrese bien de cambiar la excusa la próxima vez. Los mentirosos tienen que tener buena memoria. Hermanos, les recuerdo, o más bien les aclaro algo para que lo tengan siempre bien presente en su mente... las esposas tienen memoria de elefante y no olvidan nunca, ni mucho menos lo que se les ofrece.
Esto es casi igual a aquel amigo que llega a su casa medio prendido (con coraje, furioso) porque después de un largo día de trabajo tiene que ir a una dichosa reunión y para colmo vestido con traje y todo. Qué disimulado, ¿verdad? Sale de su casa como a las 7:30 p.m. muy bien vestido, por supuesto, la esposa muy ingenua le ayuda hasta a ponerse la corbata para apaciguar sus ánimos y que no vaya muy disgustado a la dichosa reunión. Luego regresa como a las 2 a.m. y maldiciendo porque la reunión se extendió más de la cuenta. Su esposa lo mira y con gran sarcasmo le dice: ¿En la reunión tuviste que quitarte la camisa?
Él, con asombro y medio asustado le contesta con otra pregunta: ¿Pero tú estás loca? ¿Por qué me preguntas eso? Bueno, le dice ella, es que cuando saliste de aquí te veías tan bien, y ahora veo que llegas con la camisa coja (mal abotonada) y sin camiseta.
Señor, tenga mucho cuidado, vuelvo y le repito: a las mujeres no se les escapa ni una sola. No se deje engatusar o entusiasmar demasiado y trate de llegar a su casa de la misma forma como salió. Ellas siempre tienen, por ser mujeres, la delicadeza de fijarse en todo: cómo usted va vestido, color de ropa, zapatos, medias y hasta los calzoncillos que se pone.
© 2011 Filgua Guatemala C.A.
Feria Internacional del Libro
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